martes, 28 de mayo de 2013

Capitulo 16: Trabajo de niñera.



Me levante del sofá con energía renovadas y decidida a salir a delante con y por mi bebé.
Camine rápidamente hasta la habitación donde había dejado mi poco equipaje la noche anterior.
Saque una muda de ropa y me metí a duchar. El agua caliente relajaba mis músculos y ponía mi mente en blanco, algo que en esos momentos era estupendo.
Al cabo de dos horas –según mi reloj– que habían parecido cinco minutos, salí del baño y note la yema de mis dedos arrugada y blanquizca, por lo que reí. 

Me puse una falda negra y lisa hasta las rodillas, una camisa blanca afeminada, un saco negro, zapatillas de doce centímetros de alto, negras. Pero era demasiado formal, iba a buscar trabajo de niñera no tenía que ir tan formal.
Me quite la ropa y me puse un pantalón corto azul marino, mis tenis Adidas azul cielo, y una blusa de tirantes blanca. Recogí mi cabello en una coleta y puse un poco de brillo en mis labios.
Tome mi bolso y salí.
Fui a un puesto de revistas y compre el periódico. Pase rápidamente las hojas hasta llegar a la sección que me interesaba.
Busque entre los pequeños recuadros y marque el primero en el que se buscaba niñera.

-Bueno- contesto una voz femenina.
-Buenas tardes, leí en el periódico que solicitan una niñera para cuidar a sus dos hijos-
-A sí claro, pero ya hemos contratado a alguien-
-Bien, gracias- dije y colgué.

Nuevamente leí la página del periódico y encontré otro anunció. Marque y contestaron al primer timbrazo.

-¿Si?- contesto la voz de un hombre agitado.
-Este… leí en el periódico que solicitaban niñera para su pequeña hija- dije rápidamente, deseando no hubieran contratado a alguien.
-¿Está interesada en el trabajo?-
-Si-
-Anote la dirección-

¿Y dónde diablos la anotaba?
Me dicto rápidamente la dirección y yo trate de memorizarla.

-La veo en quince minutos- dijo y cortó.

No tenía ni la menor de donde quedaba la casa, así que busque un sitio de taxis, afortunadamente había uno en la esquina de la cuadra.
Me subí a un taxi y le dije al taxista la dirección.
Después de veinte minutos llegamos a la que según el taxista era la dirección, le pagué y baje.
La casa era enorme y veía lujosa. Mucho más que la de Edward, bueno es que a los Cullen gastaban su fortuna en otras cosas y no en una gigantesca casa.
Deja de pensar en ellos- Me reclamo una voz dentro de mi cabeza.
Agite la cabeza con la intensión de obedecer a la voz, y toque el timbre de la gigantesca casa. Enseguida salió un hombre alto, de tez morena y con traje. Debí llevar la otra muda de ropa.
Me examino de arriba a abajo, lo cual me hizo sentir cohibida.
Me invito a pasar y a sentarme en un lujoso sofá en la enorme sala.

-¿Tienes experiencia?- preguntó.
-Sí, en mis tiempos libres lo hacía- mentí.
-Te contratare- ¿Eso era todo? ¿Una simple pregunta?
-Gracias-
-Te pagaré siete mil pesos a la semana, pero debes vivir aquí. Cuidaras a Leah en la noche y día, la llevarás al parque, le compraras ropa y todo eso-
-Está bien- no tenía nada que me lo impidiera.
-Te dedicaras exclusivamente a cuidarla, cualquier cosa que necesites se lo debes pedir a Emily-

Asentí levemente con la cabeza.

-Ahora ve por tus cosas y hoy mismo comienzas a trabajar- ordenó, mientras se levantaba. ¿Siempre era así de frio y cortante?
Fui hasta el departamento, tome mi maletas, que afortunadamente no había desecho, recogí lo poco que había sacado y regrese a la casa de… ¿Cómo se llamaba?

Cuando llegue el padre de Leah ya se había marchado, pero conocí a la amable Emily. Emily era como el ama de llaves, apenas tenía un año más que yo.
-¿Siempre es así?- pregunté mientras Emily me guiaba a la que sería mi habitación.
-¿Quién? ¿Jacob?- Así que su nombre era Jacob.
-Aja- traté de disimular mi interés.
-No, suele ser muy amoroso, educado y amable, pero siempre que se acerca uno de sus desfiles, se vuelve loco. Quiere todo simplemente perfecto- Contesto Emily sonriendo.
-¿Desfiles?-
-Sí, es un famoso diseñador. Y dentro de un mes será su desfile anual. Deberías haber escuchado hablar de él-
-Quizá pero no soy de aquí-
-¿De dónde vienes?-
-Forks-
-Vaya. ¿Qué haces por aquí?-

-¡Que ingenuidad la mía, si te acostaste con mi hermano cuando era un desconocido ¿Por qué no te vas a acostar con un chico que conoces hace tres años?!- gritó Alice.
-Y te voy a decir algo, que se te grave bien: ¡Edward no te quiere solo estaba jugando contigo!-

El recuerdo de aquellas dolorosas palabras, el gritó de la que consideraba una de mis mejores amigas me volvió a romper el corazón, como si fuera la primera vez que lo escuchaba. Casi, me pongo a llorar… casi…

-Nada importante- conteste un poco cortante.

Emily pareció entender que no era un tema que deseara hablar, por lo que no volvió a preguntar. Después de llegar a la habitación que me correspondía y dejar mis cosas, Emily me llevo a conocer a Leah.

-Hola pequeña, ¿Cuántos años tienes?- le pregunté.

Leah era muy linda, su color de piel era achocolatado, sus color miel, su cabello era lacio hasta los hombros, castaño.

-Seis ¿Y tú?- preguntó con una vocecita muy tierna.
-Diecisiete. Soy tu nueva niñera-
-¿Niñera? ¿Me vas a cuidar?-
-Claro-
-Pues tengo una práctica de ballet en veinte minutos-
-¡Lo siento! Se me había olvidado, tienes que llevarla. Ayúdale a empacar yo llamaré al chofer- dijo rápidamente Emily.

Leah saco una pequeña mochila rosada, donde guardo su tutú, zapatos y no se cuanta cosa más.
Al salir el chofer ya nos esperaba en una limosina.

-Buenos días señorita- saludo, poniendo en marcha la limosina.
-Buenos días…-
-Alec, para servirle-
-Bella- conteste sonriendo.

Llegamos a una academia privada de ballet, la pequeña Leah corrió a saludar a sus amigas, mientras Alec y yo nos sentábamos en una esquina a esperarla.

-¿Eres su nueva niñera?- preguntó la que supuse era la maestra.
-Si- conteste poniéndome de pie.
-Heidi, un placer conocerte- dijo extendiendo su mano hacia mí.
-Bella- conteste tomando su mano.
-¿Sabes algo de ballet?-
-¿Por?-
-Estamos buscando una maestra joven- contesto.
-Me encantaría pero todo mi tiempo está ocupado con Leah-
-¡Qué pena!-

Se fue y prosiguió con la clase.
El teléfono de Alec sonó, dijo unos cuantos monosílabos y colgó. Lo mire expectante.

-Tengo que irme, Jacob habla-
-¿Y cómo nos iremos? No conozco por aquí-
-Tranquila, vendré por ustedes o Jacob mandará otro chofer-
-Bien-

¿Y por qué Jacob no ocupaba otro chofer?

Alec se fue, y yo me moría de aburrimiento. Lo bueno fue que había llevado mis audífonos y en cuanto lo recordé, los conecte a mi nuevo móvil —que me había dado Josh—y me perdí escuchando la música.

“Quiero decirte tantas cosas que no pude, asume que te amo por encima de todo.
Aunque a veces lo dudes, Cada discusión nos hizo más fuertes,
no fue la suerte quien nos unió, y no me alejaría de ti
ni ante la muerte. Nada fue tu culpa amor
Nada de lo que sucedió, no quiero verte llorar más
hazlo por mí por favor. Pienso y pensaré
que fui un idiota, lo daría todo
tan solo por poder escribirte solo una nota
Ahora no puedo, desespero joder, que duro resulta
estar tan cerca y saber que no me volverás a escuchar nunca
El tiempo pasa lento aquí, no hay pared de cemento
que me pueda separar de ti, No sin que antes puedas sentir
mi aliento en el viento cuando sopla
Yo planeé un futuro pero no lo imaginé así te lo juro
Y me pregunto si es verdad que podrás perdonarme un día
Condenado a estar contigo cuando no puedes ser mía…”

Escuchaba a lo lejos la letra de la que antes solía ser mi canción favorita. Recordé aquella tarde mientras la escuchaba, Alice me había llamado para invitarme a la fiesta en donde por fin conocería a su hermano: Edward.
Él culpable de que haya decidido irme de Forks, para no tener que verlo. Para que no se enterara del bebé que tendríamos…

-Bella, Bella- lo escuche llamarme a lo lejos.
-Edward- murmuré.
-Te llevaré a casa-

-Edward…-

 Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Colaboradoras: Andre y Maria.

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