Me levante del sofá
con energía renovadas y decidida a salir a delante con y por mi bebé.
Camine rápidamente
hasta la habitación donde había dejado mi poco equipaje la noche anterior.
Saque una muda de ropa
y me metí a duchar. El agua caliente relajaba mis músculos y ponía mi mente en
blanco, algo que en esos momentos era estupendo.
Al cabo de dos horas
–según mi reloj– que habían parecido cinco minutos, salí del baño y note la
yema de mis dedos arrugada y blanquizca, por lo que reí.
Me puse una falda
negra y lisa hasta las rodillas, una camisa blanca afeminada, un saco negro,
zapatillas de doce centímetros de alto, negras. Pero era demasiado formal, iba
a buscar trabajo de niñera no tenía que ir tan formal.
Me quite la ropa y me
puse un pantalón corto azul marino, mis tenis Adidas azul cielo, y una blusa de
tirantes blanca. Recogí mi cabello en una coleta y puse un poco de brillo en
mis labios.
Tome mi bolso y salí.
Fui a un puesto de
revistas y compre el periódico. Pase rápidamente las hojas hasta llegar a la
sección que me interesaba.
Busque entre los
pequeños recuadros y marque el primero en el que se buscaba niñera.
-Bueno- contesto una
voz femenina.
-Buenas tardes, leí en
el periódico que solicitan una niñera para cuidar a sus dos hijos-
-A sí claro, pero ya
hemos contratado a alguien-
-Bien, gracias- dije y
colgué.
Nuevamente leí la
página del periódico y encontré otro anunció. Marque y contestaron al primer
timbrazo.
-¿Si?- contesto la voz
de un hombre agitado.
-Este… leí en el
periódico que solicitaban niñera para su pequeña hija- dije rápidamente,
deseando no hubieran contratado a alguien.
-¿Está interesada en
el trabajo?-
-Si-
-Anote la dirección-
¿Y dónde diablos la
anotaba?
Me dicto rápidamente
la dirección y yo trate de memorizarla.
-La veo en quince
minutos- dijo y cortó.
No tenía ni la menor
de donde quedaba la casa, así que busque un sitio de taxis, afortunadamente
había uno en la esquina de la cuadra.
Me subí a un taxi y le
dije al taxista la dirección.
Después de veinte
minutos llegamos a la que según el taxista era la dirección, le pagué y baje.
La casa era enorme y
veía lujosa. Mucho más que la de Edward, bueno es que a los Cullen gastaban su
fortuna en otras cosas y no en una gigantesca casa.
Deja de pensar en ellos- Me reclamo una voz dentro de mi cabeza.
Agite la cabeza con la
intensión de obedecer a la voz, y toque el timbre de la gigantesca casa.
Enseguida salió un hombre alto, de tez morena y con traje. Debí llevar la otra
muda de ropa.
Me examino de arriba a
abajo, lo cual me hizo sentir cohibida.
Me invito a pasar y a
sentarme en un lujoso sofá en la enorme sala.
-¿Tienes experiencia?-
preguntó.
-Sí, en mis tiempos
libres lo hacía- mentí.
-Te contratare- ¿Eso
era todo? ¿Una simple pregunta?
-Gracias-
-Te pagaré siete mil
pesos a la semana, pero debes vivir aquí. Cuidaras a Leah en la noche y día, la
llevarás al parque, le compraras ropa y todo eso-
-Está bien- no tenía
nada que me lo impidiera.
-Te dedicaras
exclusivamente a cuidarla, cualquier cosa que necesites se lo debes pedir a
Emily-
Asentí levemente con
la cabeza.
-Ahora ve por tus
cosas y hoy mismo comienzas a trabajar- ordenó, mientras se levantaba. ¿Siempre
era así de frio y cortante?
Fui hasta el
departamento, tome mi maletas, que afortunadamente no había desecho, recogí lo
poco que había sacado y regrese a la casa de… ¿Cómo se llamaba?
Cuando llegue el padre
de Leah ya se había marchado, pero conocí a la amable Emily. Emily era como el
ama de llaves, apenas tenía un año más que yo.
-¿Siempre es así?-
pregunté mientras Emily me guiaba a la que sería mi habitación.
-¿Quién? ¿Jacob?- Así
que su nombre era Jacob.
-Aja- traté de disimular
mi interés.
-No, suele ser muy
amoroso, educado y amable, pero siempre que se acerca uno de sus desfiles, se
vuelve loco. Quiere todo simplemente perfecto- Contesto Emily sonriendo.
-¿Desfiles?-
-Sí, es un famoso
diseñador. Y dentro de un mes será su desfile anual. Deberías haber escuchado
hablar de él-
-Quizá pero no soy de
aquí-
-¿De dónde vienes?-
-Forks-
-Vaya. ¿Qué haces por
aquí?-
-¡Que ingenuidad la mía, si te acostaste con mi hermano
cuando era un desconocido ¿Por qué no te vas a acostar con un chico que conoces
hace tres años?!- gritó Alice.
-Y te voy a decir
algo, que se te grave bien: ¡Edward no te quiere solo estaba jugando contigo!-
El recuerdo de
aquellas dolorosas palabras, el gritó de la que consideraba una de mis mejores
amigas me volvió a romper el corazón, como si fuera la primera vez que lo
escuchaba. Casi, me pongo a llorar… casi…
-Nada importante-
conteste un poco cortante.
Emily pareció entender
que no era un tema que deseara hablar, por lo que no volvió a preguntar.
Después de llegar a la habitación que me correspondía y dejar mis cosas, Emily
me llevo a conocer a Leah.
-Hola pequeña,
¿Cuántos años tienes?- le pregunté.
Leah era muy linda, su
color de piel era achocolatado, sus color miel, su cabello era lacio hasta los
hombros, castaño.
-Seis ¿Y tú?- preguntó
con una vocecita muy tierna.
-Diecisiete. Soy tu
nueva niñera-
-¿Niñera? ¿Me vas a
cuidar?-
-Claro-
-Pues tengo una
práctica de ballet en veinte minutos-
-¡Lo siento! Se me
había olvidado, tienes que llevarla. Ayúdale a empacar yo llamaré al chofer-
dijo rápidamente Emily.
Leah saco una pequeña
mochila rosada, donde guardo su tutú,
zapatos y no se cuanta cosa más.
Al salir el chofer ya
nos esperaba en una limosina.
-Buenos días señorita-
saludo, poniendo en marcha la limosina.
-Buenos días…-
-Alec, para servirle-
-Bella- conteste
sonriendo.
Llegamos a una
academia privada de ballet, la
pequeña Leah corrió a saludar a sus amigas, mientras Alec y yo nos sentábamos
en una esquina a esperarla.
-¿Eres su nueva
niñera?- preguntó la que supuse era la maestra.
-Si- conteste
poniéndome de pie.
-Heidi, un placer
conocerte- dijo extendiendo su mano hacia mí.
-Bella- conteste
tomando su mano.
-¿Sabes algo de ballet?-
-¿Por?-
-Estamos buscando una
maestra joven- contesto.
-Me encantaría pero
todo mi tiempo está ocupado con Leah-
-¡Qué pena!-
Se fue y prosiguió con
la clase.
El teléfono de Alec
sonó, dijo unos cuantos monosílabos y colgó. Lo mire expectante.
-Tengo que irme, Jacob
habla-
-¿Y cómo nos iremos?
No conozco por aquí-
-Tranquila, vendré por
ustedes o Jacob mandará otro chofer-
-Bien-
¿Y por qué Jacob no
ocupaba otro chofer?
Alec se fue, y yo me
moría de aburrimiento. Lo bueno fue que había llevado mis audífonos y en cuanto
lo recordé, los conecte a mi nuevo móvil —que me había dado Josh—y me perdí
escuchando la música.
“Quiero decirte tantas cosas que no
pude, asume que te amo por encima de todo.
Aunque a veces lo dudes, Cada
discusión nos hizo más fuertes,
no fue la suerte quien nos unió, y no me alejaría de ti
ni ante la muerte. Nada fue tu culpa amor
Nada de lo que sucedió, no quiero verte llorar más
hazlo por mí por favor. Pienso y pensaré
que fui un idiota, lo daría todo
tan solo por poder escribirte solo una nota
Ahora no puedo, desespero joder, que duro resulta
estar tan cerca y saber que no me volverás a escuchar nunca
El tiempo pasa lento aquí, no hay pared de cemento
que me pueda separar de ti, No sin que antes puedas sentir
mi aliento en el viento cuando sopla
Yo planeé un futuro pero no lo imaginé así te lo juro
Y me pregunto si es verdad que podrás perdonarme un día
Condenado a estar contigo cuando no puedes ser mía…”
no fue la suerte quien nos unió, y no me alejaría de ti
ni ante la muerte. Nada fue tu culpa amor
Nada de lo que sucedió, no quiero verte llorar más
hazlo por mí por favor. Pienso y pensaré
que fui un idiota, lo daría todo
tan solo por poder escribirte solo una nota
Ahora no puedo, desespero joder, que duro resulta
estar tan cerca y saber que no me volverás a escuchar nunca
El tiempo pasa lento aquí, no hay pared de cemento
que me pueda separar de ti, No sin que antes puedas sentir
mi aliento en el viento cuando sopla
Yo planeé un futuro pero no lo imaginé así te lo juro
Y me pregunto si es verdad que podrás perdonarme un día
Condenado a estar contigo cuando no puedes ser mía…”
Escuchaba a lo lejos
la letra de la que antes solía ser mi canción favorita. Recordé aquella tarde
mientras la escuchaba, Alice me había llamado para invitarme a la fiesta en
donde por fin conocería a su hermano: Edward.
Él culpable de que
haya decidido irme de Forks, para no tener que verlo. Para que no se enterara
del bebé que tendríamos…
-Bella, Bella- lo
escuche llamarme a lo lejos.
-Edward- murmuré.
-Te llevaré a casa-
-Edward…-
Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Autora: Zitlali Nna-Star
Colaboradoras: Andre y Maria.
cuando vas a actualizar esta muy bueno
ResponderEliminaremmm hasta septiembre :S
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