Isabella despertó aturdida, todo a su
alrededor estaba en calma y silencio solo escuchaba el sonido del aparato
conectado a ella, el aparato que odia, él que indicaba que seguía viva. Intento
moverse pero el dolor en el cuello se lo impidió, así que se quedó lo más
quieta que podía, suspiro y cerró los ojos.
-No puedo creer que la dejarás sola
–dijo Charlie entrando a la habitación junto con René.
-Parecía estar bien.
-Sí claro… tan bien que intento
suicidarse.
Isabella abrió los ojos para parar la
disputa que estaba teniendo lugar frente a su cama de hospital. Sus padres
guardaron silencio y enseguida entro un doctor.
El doctor dijo que tendría que
Isabela tendría que quedarse unos días más, observo de una manera tierna a la
joven recostada en la cama y pidió hablar con sus padres a solas.
René y Charlie no le dirigían la
palabra a Isabella, no es como si le molestará pero lo notaba. Se pasaban día y
noche enteros a su cuidado demostrándole cuanto la querían pero también que
estaban muy enfadados con ella.
El día que la dieron de alta le
quitaron los cuatro puntos que le habían tenido que poner en el cuello. Aún le
dolía pero lo podía soportar.
Al llegar a casa, justo cuando se
preparaba para entrar a su cuarto, sus padres la llamarón.
–Bella iras a estudiar a Jacksonville
–dijo su padre.
– ¿Jacksonville? ¿Qué voy a hacer
allá?
–Hay un internado, donde la pasarás
bien.
– ¡Me envían a un internado! –gritó
Bella dolida.
– ¡¿Qué quieres que hagamos?! ¡Ya no
soporto ver como cada día que pasa te destruyes más! –gritó René comenzando a
llorar.
– ¡Si ya no pueden conmigo, me
hubieran dejado morir!
– ¿Cómo puedes decir eso? –preguntó
su padre soltando algunas lágrimas.
Isabella se quedó callada, ni
siquiera ella conocía la respuesta a la pregunta de su padre. Sin más que
decir, sintiéndose traicionada por sus padres subió las escaleras y se escondió
a llorar en su habitación. Lloraba tan fuerte que estaba segura la escuchaban
en la planta de abajo, pero no le importaba. Solo deseaba desaparecer, no
deseaba una vida donde no estuviera él. Sin él no era nada.
Enojada consigo misma por añorar
tanto a alguien que la había abandonado, comenzó a romper todo lo que se
encontraba en su habitación, estaba más que enojada, estaba frustrada,
lastimada, decepcionada, triste y dolida.
Con la poca voluntad que le quedaba
tomo todo el dinero que tenía y salió corriendo de su casa, no aviso a donde
iba, a qué hora regresaba, ni siquiera dijo si regresaría…
Se dirigió a al salón de belleza, le
dio instrucciones a la dependiente y se sentó a esperar. La estilista trabajaba
con su cabello, poniendo y quitando cosas, Isabella comenzaba a arrepentirse
pero por su bien no debía dar marcha atrás. Después de una hora siendo sometida
a esa espantosa tortura, salió —prácticamente— corriendo del lugar. Fue al local más cercano de lentes y gafas,
preguntó por lo que le interesaba hizo varias pruebas, y para su fortuna tenían
en existencia, así que salió con ellos.
Al llegar a su casa, entro
sigilosamente y corrió a su habitación, se puso un gorro que cubriera su
cabellera y comenzó a empacar. Después de todo, quizá sería una buena
oportunidad para volver a empezar, lejos de todo, lejos de su pasado, lejos de
él. No llevaría nada que se lo recordará, absolutamente nada.
Comenzó con su ropa, siguió con los
zapatos y termino con sus anchas pulseras.
Se puso un pants suelto, se amarro el
cabello en una coleta, se puso una playera blanca a la cual le hizo un nudo del lado derecho.
Se puso sus tenis Nike, se colocó los objetos que había comprado, tomo su
maleta y comenzó a bajar las escaleras.
—Estoy lista para irme —anunció Bella
con voz neutral.
— ¿Qué te hiciste en el
cabello?, aún no tenemos los boletos
—contesto Charlie.
Isabella ignoro la pregunta de su
padre, tomo el teléfono marco al aeropuerto aparto un lugar, le pidió dinero a
sus padres y salió de aquella casa.
Subió por última vez a su vieja
camioneta, arranco y se dirigió al aeropuerto, cuando llegó se estaciono y sin
pensarlo, comenzó a caminar para comprar su boleto.
Una vez sentada en el lugar que le
correspondía del avión, solo tenía que esperar.
Esa tarde gris todo cambo, dejo
correr sus últimas lágrimas y juró no volver a llorar por nadie. Ella se hizo
fría, su corazón estaba lleno de tristeza, estaba muerta en vida. Se sentía vacía y estúpida, se odiaba
tanto a sí misma por haber permitido que él se burlara de ella, fue tan
estúpida en creer que alguien como él se figaría en ella. Ni siquiera en sus
mejores sueños se lo había imaginado, pero sin embargo cuando paso lo habría
creído y la habían dejado sin nada, se habían llevado todo, incluso a ella
misma.
Cuando bajo del avión se dio cuenta
que a su lado iba una persona, se asusto, pero después noto que era su padre.
No tenía idea de cómo había subido al avión sin que lo notará pero estaba
caminando a su lado. Hasta ese momento se analizo el porqué de su papá ahí,
ella no sabía dónde estaba el internado, ni siquiera tenía dinero suficiente
para comer.
Su padre rento un auto y la llevo
hasta el internado, dejo pagado por adelantado varias colegiaturas y la envió
al que a partir de ese momento sería su dormitorio. La capitana de las
borritas, una chica rubia natural con ojos marrones y piel clara, se había
ofrecido a guiarla, cuando pasaban por los pasillos todos la observaban,
Isabella se preguntó el porqué, concluyó en que la chica porrista era la más
popular y no era común que socializará con los nuevos.
La chica, que se había identificado
como Miriam, la dejo en la entrada de la que sería su habitación y le dijo que
después pasaría a verla. Isabella deseo con todas las fuerzas que eso no
sucediera. Entro a su dormitorio, era amplio, con una enorme ventana que daba
vista a la playa, las paredes eran verde agua –eso le encanto–, la cama era
individual con sabanas blancas y colcha azul. Había un ropero, un perchero,
otros muebles y una puerta. Indecisa abrió la puerta, era un baño completo, con
azulejos de peces.
Se sentó en la cama, y se puso a
pensar cómo iba a ser.
1. Ser fría.
2. Mostrarse indiferente.
3. No sonreír.
4. Alejar a todos.
Cuatro cosas que tenía que cumplir al pie de la letra, así
conseguiría aislarse, que nadie se metiera con ella, que nadie la volviera a
dañar.
Sacó el horario que el director le había otorgado y lo
observo. En una hora le tocaba biología,
sintió oprimirse a su corazón, pero no le hizo caso. No derramaría una lágrima
más por él. Se dio una ducha, quería demorar más pero el director le hizo
prometer que asistiría a todas la clases a partir de biología, ya que tenía que
ponerse al corriente. Se puso unos ajustados jeans, sus converse y una playera
negra de manga larga con tres botones en el pecho.
Tomo una mochila vacía, coloco dentro un lapicero y una
libreta, verifico la hora, aún tenía unos minutos. Cepillo su cabello y sonrió
al ver su reflejo. El rubio le quedaba perfecto, y combinados con sus
pupilentes verdes se veían aún mejor. Si iba a empezar de nuevo, también quería
cambiar su imagen. Sonrió una vez más y dejo su cabello ondear libre.
Sé que tarde en actualizar lo siento, pero este fanfic necesita mucha concentración y no la he tenido.
PUEDEN DEJARME UN MENSAJE SIN ESTAR REGISTRADOS, para mi es muy importante su opinión Gracias.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Autora: Zitlali Nna-Star
NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora.
Holaaaaaa
ResponderEliminarMe ha encantado... Esta genial!!!!!
Me gustan las historias donde Bella, pasa de Edward, jejejejeje!!!
Es algo diferente.
Además, he de decirte que escribes muy, muy bien. Hay algunas palabras propias de tu pais (supongo) que no pillo, pero bueno, dentro del contexto se vienen sacando.
Un beso... y espero que actualices prontito
Hola.
EliminarMuchas gracias :)
Trato de no poner ese tipo de palabras pero supongo que es inevitable, de todas formas si tienen duda de alguna puedes preguntarme :D